Una de las cosas que más nos enamora de Jesús y de Dios en general, es haber tenido un encuentro personal con Él. Con el paso de los años, no recordaremos la mayoría de las prédicas o quien predicó, pero todos recordamos cuando nos encontramos con Dios, con ese amor que te recibe sin preguntar nada, porque todo lo sabe; o de las veces con las que hemos vuelto a tener esa gracia de su presencia, que cambió nuestras vidas y que las sigue cambiando.
Yo recuerdo cuando comencé a participar de mi primer grupo de oración. De ese día maravilloso, no recuerdo que palabra predicaron, ni quien predico, si recuerdo que me sentí amado. Salimos del grupo de oración con mi novia (que hoy es mi esposa) y charlando yo le dije
– No entiendo lo que paso hoy en ese lugar, la gente cantaba, me abrazaba, el que predicaba parecía un loco por la forma apasionada con la que hablaba y hasta oraron por mi; pero si sé, que me sentí muy amado, y quiero volver a sentir lo mismo. Y seguí yendo hasta el día de hoy y cada vez que voy a un lugar a orar busco lo mismo, ese encuentro con Dios, ese amor que me abraza y no me pregunta nada, me acepta como soy. Ese es el amor de mi Dios.
Una de las cosas que precisamos, sino tal vez la única que precisamos, es invocarlo, buscarlo con todo el corazón, con toda el alma. Porque Dios, a mi me gusta encontrarme con Jesús, mi amigo, mi héroe, mi salvador, esta cerca nuestro, desesperado porque lo dejemos acceder a nuestra vida. Jesús, se dejó clavar las manos y morir en una cruz por cada uno de nosotros en forma particular e individual. Por eso cuando Jesús siente esa invocación en nuestros corazones, deja todo de lado para entrar en nuestro Corazón.
- Señor Jesús, ven a mi vida en esta noche, solo tu eres me Dios.
No sigas leyendo, sin haber orado esta frase.
Dios te está buscando.
En la biblia hay muchos ejemplos de estos encuentros, pero hoy vamos a hablar de uno de los primeros de ellos, cuya protagonista es un personaje muy secundario, muy pequeño e infravalorado por la sociedad, pero para Dios, era un personaje principal, alguien a quien Dios nunca dejo de prestar atención, aunque para el mundo era un ser sin valor aparente.
Esta es la historia de Agar. La historia esta en el Libro de Génesis, cap 16 vers. 1., es la historia de Abran y Saray. Si esta bien escrito, por aquel entonces el patriarca aún no se había ganado la “h” de Abrahan y su esposa cargaba con la “y”, porque Dios no le había achicado el nombre. Los nombres en la biblia son muy importantes. Abran y Saray eran por ese entonces personas muy comunes, (no tenían h y les sobraba la y) que tenían un problema grave: envejecían y no tenían descendencia, no tenían hijos y a los ojos naturales parecía imposible que eso cambiara. Al momento de la historia, ya hacía más de 10 años que Abram obtuvo la promesa de que iba a tener un hijo, pero el hijo no llegaba y al momento de la historia que vamos a relatar ya contaba con unos 85 años. En verdad el matrimonio tenía motivos para estar en una grave situación.-
Volviendo al relato, Saray se levantó un día muy molesta con Dios, con Abran y con la vida y le dijo a Abram
- Yave me ha hecho estéril, toma a mi esclava y únete a ella, a ver si yo tendré algún hijo por medio de ella.
Detengámonos en el relato. Saray le echa la culpa a Dios por no tener hijos, y se conforma con algo, aunque no sea lo que ella desea, ni lo que Dios le prometió; “a ver si yo tendré algún hijo” y en medio de ese enojo, presiona a su esposo para hacer algo que probablemente a ella no le gustaría, darle una mujer a su esposo que no era ella. Abram acepta. Esto es importante para ver cómo se toman malas decisiones cuando estamos enojados o frustrados.
En aquella época, no había tratamientos de fertilidad, ni adopciones legales, ni inseminación artificial. Los esclavos eran cosas, no personas, valían menos que un caballo, una vaca, eran como la heladera, la mesa o las sillas de la mesa. De esta forma el hijo que obtuviera de la esclava seria suyo y podría heredar y se sería una forma de solucionar el problema.
A raíz de todos estos acontecimientos, Abram se une con la esclava y la esclava queda embarazada.
Pero en esta historia, ni Saray, ni Abram, son los protagonistas. La protagonista es Agar, que así se llamaba la esclava. Es notable, como para Dios, somos personas con nombre, no somos objetos ni cosas, ni hay seres insignificantes para Dios. Para su amor todos tenemos nombres y somos extremadamente valiosos. Vos sos valioso.
Agar queda embarazada y dice la palabra que Saray entiende que luego del embarazo, Agar la mira con desprecio. Yo pienso que Agar, tal vez, por primera vez en su vida, pude concebir algo por ella misma, algo crecía dentro suyo, tal vez era la primera vez que daba algo por ella misma, ella tenía un hijo, y pienso que ese sentimiento la debe haber levantado como persona, tal vez se paró por vez primera derecha y ese acto de dar vida hizo crecer la estima dentro de ella y pudo ver a su Señora como una igual. Yo soy una mujer que puede dar a luz un hijo. Tal vez Saray no soporto ese mirada de dignidad y se sintió despreciada. Pensó que tal vez ese hijo, no era tan buena idea como había pensado y nuevamente, tomo decisiones con enojo y despecho y echando la culpa a alguien más. Y cuando llego Abran a la noche, con ganas de prender la tv y mirar un partido de su cuadro favorito, molesto porque se le había roto el camello, llego a su casa y lo esperaba Saray con cara de pocos amigos Saray le dijo:
- Tu tienes la culpa de esta afrenta. Yo puse mi esclava en tus brazos y en cuanto se ha visto encinta, me mira con desprecio, Dios sabe que tengo razón.
E imagino que Abran, renegando con el botón del control remoto le dijo- Tu esclava es cosa tuya, trátala como te parezca.
Y dice la biblia que Saray maltrato de tal modo a Agar, que ella huyo.
Pensemos, el destino de Agar, se sella con una disputa matrimonial, sin ninguna importancia. Agar huye al desierto, era una mujer sola, sin recursos, embarazada, una esclava fugitiva, lo más probable era morir en el desierto, o pasar a ser esclava de nuevo, de otro amo. La habían maltratado como si fuera un trasto viejo, la habían mancillado entregándola como un animal a un hombre ya viejo y habían abusado de ella. Porque si bien jurídicamente en ese momento histórico no era un delito, Agar era una mujer y una persona como nosotros y habían abusado de ella. Ella entonces tomo la decisión de escapar.
Y en un manantial, en la puerta del desierto, dice la palabra que “un Ángel del Señor la encontró.
Dios te está buscando. Muchas veces podemos estar como Agar, a veces incluso pude ser literal esta afirmación. Desesperados huyendo de nuestra vida y nuestra historia, nos vamos a la droga, el alcohol, la violencia, la pornografía, la droga, nos evadimos trabajando, o nos evadimos en la religión, nos alejamos de nosotros mismos, tal vez nos consideramos que no valemos, que no servimos. Nos sentimos como Agar, nada tiene sentido. Y en ese lugar Dios nos encuentra, me gusta pensar que en el antiguo testamento, cuando la biblia nombra a un Ángel, es el mismo Jesús el que se presenta y nos sale al encuentro.
El Ángel le dijo a Agar:
-Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?
Ella respondió – Huyo de mi Señora Saray.
La pregunta del Ángel es maravillosa, a mí me pareció en este tiempo una pregunta muy importante, ¿de dónde venimos? Quienes somos, de donde, cual es la historia … y la siguiente ¿ a dónde vas? Cuando estamos al borde del desierto, no podemos tomar decisiones sin preguntarnos a donde vamos. Si imaginar nuestro futuro, actuamos con libertad o somos empujados por la desesperación, por el impulso, nos apoyamos en Dios y confiamos en Él, o nos arrojamos a los impulsos de nuestro corazón.
Agar esta en algún lugar muy parecido al de su Señora Saray, ¿confío en Dios y enfrento mi realidad o me escapo al desierto, entregando a mi esclava como a mí me parece? Qué bueno tener claro estas dos preguntas cuando tomamos decisiones, ¿de dónde vienes y adónde vas?
Es sincera la respuesta de Agar. Huyo de mi Señora. Cuando hablamos con Dios, lo más importante es ser sinceros, esto soy, esto quiero hacer, lo malo, lo bueno, las dudas, todo Dios lo conoce, él nos ve y necesita que nosotros nos veamos a nosotros mismos.
El Ángel le da una respuesta notable:
- Regresa al lado de tu señora y sométete a ella. Multiplicaré tu descendencia y será tan numerosa que no se podrá contar. Estas encinta y darás a luz un hijo, a quien pondrás de nombre Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción.
Es notable como Dios la manda a enfrentar su situación, le muestra a donde iba verdaderamente. Cuál era el plan, tendrás un hijo, será el comienzo de una gran nación.- Dios no resuelve los problemas como una película de superhéroes, no mata a los malos y devuelve a los buenos y luego dice fin. Dios nos manda a enfrentar nuestra vida, a llevarla a lugares de bendición, aunque sea difícil, Dios nos acompaña.
Dice la palabra que Agar invocó al Señor, lo llamó El Roi, el Dios que me vé. Y con ese Dios en su corazón, volvió a la familia de Abran. Pienso que en esa familia, cuando vieron llegar a Agar, con su bebe, se dieron cuenta que tenía una mirada distinta y cuando se encontró con sus amos, les dio una noticia nueva: -conozco a tu Dios, es el Dios que me ve, que me conoce, que me dice que no tenga miedo, que me acompaña, que me guía, que me dice a donde voy.-
Ese es un Dios que Abran no conocía, conocía al Dios de la promesa, al Dios Guerrero, al que le hablaba en sueños, al Dios que le temía, pero no conocía a ese Dios del que hablaba la esclava, el Dios que busca a los pequeños a los que están al borde del desierto y les sale al encuentro y los ve y los bendice.
Ese es mi Dios, el que invoco, cuando estoy al borde del desierto y me da la fuerza para enfrentar las cosas que me superan.
Dios te bendiga.