Lo más grande que puede sucedernos desde nuestra voluntad es que haya un cambio en la manera de pensar. Podemos cambiar nuestra forma de vestir, podemos adelgazar, podemos engordar, podemos dejarnos el cabello largo o corto, … pero nada es tan importante como un CAMBIO DE MENTALIDAD guiados por Dios.
Los testimonios surgen desde una mentalidad de cambio: dejo de pensar como quiero y comienzo a actuar como Dios me dice. Nuestra mente va eligiendo continuamente, en todo tiempo y en todo lugar, lo que vemos y lo que escuchamos. Hasta que no cambiemos nuestra manera de pensar, no podremos ver ni escuchar lo que Dios desea que veamos y escuchemos.
En 1 Samuel 3,1-11 dice: “El joven Samuel estaba al servicio del Señor con Elí. La Palabra del Señor era rara en aquel tiempo y no eran frecuentes las visiones. Un día, estaba Elí acostado en su habitación, sus ojos comenzaban a debilitarse y apenas podía ver. La lámpara de Dios todavía no se había apagado. Samuel estaba durmiendo en el santuario del Señor donde estaba el Arca de Dios. El Señor llamó a Samuel: ‘¡Samuel, Samuel!’ Él respondió: ‘Aquí estoy’. Salió corriendo de donde estaba a Elí y le dijo: ‘Aquí estoy. ¿Por qué me has llamado?’ Elí respondió: ‘No te he llamado, vuelve a acostarte’. Samuel fue a acostarse, pero el Señor lo llamó otra vez: ‘¡Samuel!’ Samuel se levantó, fue donde estaba Elí y le dijo: ‘Aquí estoy. ¿Por qué me has llamado?’ Respondió Elí: ‘No te he llamado hijo mío, acuéstate de nuevo’. (Samuel no conocía todavía al Señor. No se le había revelado aún el Señor en la Palabra.) Por tercera vez llamó el Señor a Samuel; éste se levantó, fue donde estaba Elí y le dijo: ‘Aquí estoy. ¿Por qué me has llamado?’ Comprendió entonces Elí que era el Señor quien llamaba al joven, y le aconsejó: ‘Vete a acostarte, y si te llaman respondes: -Habla, Señor, que tu siervo escucha.’ Samuel fue y se acostó en su sitio. Vino el Señor, se acercó y lo llamó como las otras veces: ‘¡Samuel, Samuel!’ Samuel respondió: ‘Habla, que tu siervo escucha’. Y el Señor le dijo: ‘Mira, voy a hacer en Israel una cosa que hará retumbar los oídos de quienes oigan hablar de ella’.”
Hay personas que desean cambiar, es necesario y es importante cambiar, pero lo intentan sin ningún tipo de estrategia. Debe haber un plan de lo que se quiere lograr para que el cambio sea efectivo, duradero y me haga feliz; y para ello necesitamos cambiar según el Plan de Dios, haciendo su Voluntad. Y a todos nos surge la misma pregunta: ¿cómo hago la Voluntad de Dios? ¿Cómo sé cuál es su Plan y cómo lo llevo a cabo? El que es alcohólico sabe que tiene que dejar de tomar, el que fuma sabe que tiene que dejar de fumar, … pero no solemos preguntar al Señor el ‘cómo’; y tomamos caminos que nos inventamos por lo que sentimos en ese momento. Moisés tenía en claro que Dios lo estaba llamando a liberar al pueblo judío de la esclavitud de Egipto; pero en un impulso y sin hacer la Voluntad de Dios mató a un cuidador de esclavos (Éxodo 2,11-12) y atrasó el Plan Divino 40 años-él se va y 40 años más tarde, regresa-. Por no consultar a Dios, casi toda una generación no fue libre.
Para hacer un cambio radical debemos ‘bajar la velocidad’ y preguntar a Dios cómo debemos hacerlo. Con Samuel, Dios desea hacer un gran cambio en Israel. Samuel es ungido y levantado como profeta y es quien hace el quiebre: Israel deja de tener jueces y pasa a tener un rey. Elí es el sacerdote-él había criado a Samuel-, pero ya está en ‘retirada’, ya está viejo, sin fuerzas… Y ahora Samuel ‘es el futuro’, es ‘lo que está preparando Dios’ para una nueva etapa. Veamos brevemente qué relatan los capítulos 1 y 2: Elcaná, un hombre que todos los años subía a ofrecer sacrificios al templo donde estaba Elí, tenía dos esposas; a ninguna le faltaba nada, sólo que una tenía hijos y la otra era estéril. Esta última llamada Ana, no era feliz; se arrodilla frente a la puerta del santuario y llora desconsoladamente diciéndole a Dios que si ella tiene un hijo varón se lo entregaría para que viva siempre sirviéndole a Él. Elí la ve, cree que está borracha-a causa de su desesperación-y la reta diciéndole: ‘¿Hasta cuándo seguirás borracha? A ver si se te pasa el efecto del vino’. Ella, en vez de ofenderse y quejarse, le cuenta cuál era su angustia, la de no poder tener un hijo, y que, si Dios se lo concedía, ella se lo ofrecería. Sucedió que, al regresar, ‘enseguida’ quedó embarazada. Nace Samuel, y una vez destetado, Elcaná y Ana deciden entregarle el hijo al sacerdote para que lo criase y para que toda su vida sirviera a Dios. Luego, Ana tiene tres hijos varones y dos mujeres.
Samuel es muy obediente, pero, aun conociendo todo lo que respecta al templo, desconoce a Dios: el hecho de ir a misa todos los domingos no es signo de ‘conocimiento de Dios’; el encuentro con el Señor es mucho más profundo que conocer todo lo de la iglesia. Ese ENCUENTRO es el que producirá en ti un cambio y te preparará para algo mucho más grande de lo que imaginas. Elí hubiera logrado muchas cosas junto con su familia, pero sucedió que sus hijos no tomaban nada en serio de lo que correspondía a la Casa del Señor: no cuidaban las ofrendas, no cuidaban los sacrificios, tomaban la mejor parte para ellos mismos, usaban a las mujeres que estaban en el templo, … Entonces Dios, como cumple todas sus Promesas, mientras Elí permanecía vivo, toda su familia estuvo bien, pero le avisa que el día que él fallezca, su familia mendigaría pan. Hay una ESTRATEGIA DIVINA: Dios quería que Samuel entendiera a la perfección cómo funcionaba el templo, y lo prepara para cortar toda una historia de gente que se aprovechaba de eso. A pesar de todos los errores de Elí y sus hijos, Samuel nunca los criticó: la Palabra dice que él aceptó y acompañó en todo aún haciendo él bien todas las cosas. Se levantó varias veces a la noche y nunca se quejó, se formó en la OBEDIENCIA. Y la ‘obediencia’ se aprende, generalmente es más fácil desde pequeño: cuando aprendemos a obedecer sufrimos mucho menos que cualquier persona que no es obediente. La obediencia te da paz, te da un camino seguro para transitar, hace que tus errores no sean sólo tuyos, te da firmeza donde pararte. Y Dios busca gente obediente que haga su Voluntad.
Sabemos que Dios es el mismo AYER, HOY y SIEMPRE (Hebreos 13,8): acá en el templo, vemos el AYER que era Elí; vemos el FUTURO que es Samuel; y vemos la ‘formación’ que es el HOY. El Señor tenía el CONTROL de cada una de las cosas; por eso es muy importante que sepamos cuál es su Estrategia. Porque Dios no tiene apuro, pero todo lo que se propone sucede. Samuel, como es muy obediente, hace todas las tareas del templo y se va a dormir. En esa hora donde comienza el SILENCIO, cuando la lámpara de aceite va consumiéndose y apagándose de a poco, donde cada instante mengua la luz y la oscuridad gana y todo vuelve a la calma, … en ese momento… cuando todos los sentidos se relajan, en ese momento DIOS le HABLA y lo llama: “¡Samuel!” La mayoría de las veces Dios nos habla en esos momentos oscuros, difíciles, esos que no quisiésemos pasar, pero que todos circunstancialmente pasamos; Dios nos habla en el dolor, en la caída, cuando erramos, en las malas noticias, …
Dios también actúa mucho en la alabanza, cuando le creemos, en los Sacramentos, … siempre actúa …; pero los profundos y duraderos cambios de vida se producen en la intimidad con Él, donde nada se disimula, allí descargamos nuestros miedos y errores y hablamos con el Señor. Encontramos inseguridad porque desconocemos su respuesta …, y nosotros no siempre estamos dispuestos a escuchar porque nos enroscamos en los problemas, en el celular, en la televisión, … Debemos hacer silencio y dejar que el Altísimo hable. Samuel corre adonde está Elí y le pregunta por qué lo había llamado: él respeta la autoridad del sacerdote, y eso le permite estar en el lugar correcto en el momento indicado. Más adelante, Samuel unge a Saúl y como éste desobedece a Dios, por orden divina unge luego a David. El mismo respeto que le tenía Samuel a Elí lo tuvo David por Saúl: el respeto hacia nuestros mayores, hacia los que nos precedieron, hace que se abran nuevos caminos en nuestra vida; la OBEDIENCIA para Dios vale más que el sacrificio (1 Samuel 15,22). Elí ya no podía escuchar a Dios porque su oído-tampoco su visión-no funcionaba, por eso, después de tres veces haberle consultado Samuel, descubre que era el Señor quien llamaba al joven.
Samuel tenía el Favor de Dios y todo el vigor, pero le faltaba la sabiduría que sí tenía Elí. Cuando unimos generaciones: padres e hijos, hijos y nietos, abuelos con nietos, … o sea, personas que ya han vivido con personas que tienen toda una vida por delante, desde el respeto y el diálogo, suceden verdaderas transformaciones … Dios le da una nueva oportunidad a Elí de salvar a sus hijos para cuando él ya no esté; pero Elí no aceptó, no quiso reprenderlos y perecieron jóvenes. Dios te marca dónde y cuándo debes ‘ir’ y aceptas, te dice cómo y ya aparecen los ‘peros’: “Yo quiero prosperar” … “Entonces diezma ...” “No. Vengo a la iglesia, pero a diezmar no.” Dios te da el camino, te da la herramienta, … HAY QUE SABER ESCUCHAR … La mayoría de los sufrimientos surgen por la falta de escucha.
“Habla, Señor, que tu siervo escucha”: Dios encontró un joven que estaba dispuesto a escuchar y a no hablar; estaba dispuesto a hacer lo que Dios le dijera … Las veces que enfrenté las circunstancias con una estrategia me fue muy bien; SIEMPRE DEBEMOS CAMBIAR … Pero algunas veces son más difíciles que otras: cuando Fernanda-mi esposa-estaba embarazada de nuestro segundo hijo, Tobías, ella en su sexto mes carecía de ‘líquido amniótico’; y la médica me dijo: “Mira que tú no pones el cuerpo, pero tanto el bebé como la mamá corren riego; y hazte la idea de que una vez que nazca estará mucho tiempo en ‘neo’ y no sabemos cómo nacerá”. Fernanda escuchó esta última parte y escribió en un papel negando lo que la médica había dicho; y a partir de ahí, durante más de tres meses, todos los días antes del amanecer, mínimo, oraba una hora-sábado, domingo, feriado,… no me importaba-; y como cualquier cosa que siembras obvio que cosechas, Tobías nació sano, no fue a ‘neo’, no recibió oxígeno, Fernanda estuvo muy bien, … y contra todos los pronósticos que decían que nacería por cesárea nació por parto natural; la partera me permitió sacarlo a mí y estuvo todo perfecto.
Por eso, cada vez que escuchas a Dios y le dices que ‘SÍ’ y actúas de la forma que Él te indica, continúas cosechando y cosechando y cosechando … Un año después, el día en que Tobías cumplía su primer añito, igualmente contra todo pronóstico, nos dan el crédito para la construcción de nuestra casa y ese mismo día comenzamos a edificar; y, además, también ese mismo día, sin tener nada de dinero para la entrega de un auto, nos lo otorgan igual. Y todo esto por HACER LA VOLUNTAD DE DIOS ‘a rajatabla’; cuando sucede esto todo fluye … A veces, es mucho más fácil el camino que Dios nos pone, nosotros sólo debemos levantarnos y decir “habla, Señor, que tu siervo escucha”, y si escuchamos y obedecemos, todo lo imposible se hace posible.
Dios le prometió a Samuel que, si cumplía su Voluntad, Él mismo lo promocionaría … Y eso es mucho más fácil que esforzarnos todos los días. ¡Gloria al Señor!