Aunque no pueda ver estás obrando

Escrito el 28/01/2022
Renée Larrañaga

En el primer momento de mi encuentro con el Señor, un Libro que me cautivó y me enseñó Principios básicos-fundamentos-para caminar por la senda de Dios, fue “Tobías”. Este Libro posee mucha “riqueza” y sólo está en la Biblia Católica, nuestros hermanos evangélicos no lo tienen, no sé por qué. Yo tengo el regalo de tener un nieto que se llama Tobías, este nombre significa “Dios es Bueno”. Veremos qué bueno es nuestro Dios, porque la mayoría de las veces no lo vivenciamos, no lo aplicamos, y en el peor de los casos no lo creemos. Tenemos una imagen distorsionada de Quién ES ÉL, muy lejos de la realidad… En Gálatas 6,9 dice que “no nos cansemos de hacer el bien, a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos”. Sucede que a veces uno entra como en un cansancio y dice: “¿Estará bien lo que estoy haciendo?”, porque no vemos los resultados de inmediato; por eso la Palabra es clara y dice “A SU TIEMPO”, o sea, al TIEMPO DE DIOS. Nuestro tiempo no es el mismo que el Divino, como tampoco es la misma FE de Dios que la nuestra. Debemos tener su FE, como dice en Mateo 17,20: “Porque tienen poca fe, Yo les aseguro que, si tienen fe como un grano de mostaza y le dirían a ese monte ‘¡Desplázate de aquí allá!’ y se desplazaría. Nada les sería imposible”. ¡Qué maravillosa Promesa! Generalmente edificamos nuestra vida en nuestros pensamientos, en nuestros criterios humanos; y porque edificamos mal se nos derrumba todo.

En Texas (EE: UU) hay una casa que se mantuvo firme luego de un huracán que azotó a toda esa población, eran  doscientas casas de las cuales ésta fue la única que quedó en pie. ¿Qué fue lo que hizo la diferencia? Cuentan que cuando el dueño y los constructores la estaban haciendo, le pusieron mucho acero entre otros materiales, le hicieron pilotes,…; pero el caso es que hicieron cosas que los demás nunca habían hecho. Ésta es la comparación: nosotros tenemos que estar firmes.

¿Quién fue Tobías? Tobías era hijo de Tobit, hombre hebreo muy fiel que había sido deportado a Nínive como muchos otros y se cuidaba de no comer los alimentos de los paganos. “Como yo era fiel a mi Dios desde el fondo de mi corazón, el Altísimo me concedió que le simpatizara a Salmanasar-el rey en ese momento-” (Tobías 1,12-13). Tobit comenzó a prosperar en tierra extranjera y daba permanentemente limosna, llevaba los diezmos a la Casa del Señor muchas veces solo porque nadie más lo hacía. Cuando mataban a los judíos con el fin de atemorizarlos para que desistieran de su fidelidad a Dios, Tobit los enterraba a escondidas. Porque la idea del rey era dejarlos ahí como escarmiento y que los cuervos se comieran sus cuerpos. Entonces Tobit fue denunciado por lo que hacía y le confiscaron todos sus bienes; o sea que pasó a ser pobre, habiéndole quedado sólo su esposa y su hijo. Posiblemente a veces piensas ‘¿soy el único que está haciendo esto?’ manteniéndote fiel a la Palabra de Dios en el medio donde te mueves, mientras todos los demás siguen la corriente del mundo. A la vez te preguntas si vale la pena… Una vez, una joven me decía: “Yo no sé hasta cuándo voy a estar sin tener relaciones antes de casarme, porque todas mis amigas tienen pareja, todas están bien, y yo soy la única que estoy sola; me quedaré para ‘vestir santos’…” Bueno, la historia es que hace poco hablaba con esta chica y me decía: “¿Sabes Renée que todas mis amigas están separadas? -ella ahora está casada y tiene una familia hermosa-, y yo veo mi familia está firme”. ¡Y es así! Cuando eres fiel a lo que Dios te va pidiendo a través de su Palabra, Él empieza a obrar, porque Ésa es la Base Firme, son los elementos para que tu ‘casa’ no se derrumbe.

A Tobías, encima que le confiscaron los bienes, un día de calor-aunque era ya de noche-sale y se sienta afuera, en ese momento caen sobre sus ojos unos excrementos de ciertos pájaros que justo pasaban por allí, y queda ciego (Tobías 2,9-10).  Y uno puede decir: “¡Cartón lleno!” “¡No me falta una!” “¡Las tengo todas!” ¿Has dicho eso alguna vez? Además de todo eso, su esposa lo recrimina: como él estaba ciego, ella tuvo que salir a trabajar; y un día, uno de los clientes, le regala un cabrito y Tobit piensa que ella lo había robado. Entonces Ana se ofende y le cuenta enojada cómo era que lo había conseguido, y le dice: “¿¡Dónde están ahora tus limosnas!? ¿¡Dónde están ahora tus buenas obras!? ¡Está bien claro, ya ves todo lo que te ocurre!” (2,11-15). Entonces Tobit se angustia y dice: “Me quedé muy entristecido, me eché a llorar con gemidos, y entre sollozos comencé a rezar…” (3,1). Me encanta su actitud… La oración decía así: “Eres Justo, Señor, todas tus obras son justas,…” ¡Qué plegaria en medio de todo este dolor, de todas estas injusticias que estaba viviendo en su persona! POR SER FIEL A DIOS, por no comer los alimentos prohibidos por su Ley, por enterrar a los muertos, por obrar bien, … Está ciego, sin bienes, sin poder trabajar, sin poder moverse, … “Señor, acuérdate de mí y mírame… (…) Aleja de mí, Señor, toda esta pena. Déjame ir a la Morada Eterna. No apartes de mí tu Rostro, Señor. Prefiero la muerte a tener que ver la vida con tanta miseria y tener que escuchar tantos insultos” (3,2-6). Porque lo peor que puede sucederte cuando estás en medio de muchos problemas es que tu propia familia, o sea tus más cercanos, te juzguen y te condenen diciéndote: “¿De qué te valió ser tan bueno? ¿Para qué?”. ¿Te ha pasado?

En el mismo instante, estaba Sara-una joven-, a muchos kilómetros de distancia de ahí…, dice la Palabra: “Aquel mismo día, coincidió que Sara, hija de Ragüel, el de Ecbatana, tenía que soportar las injurias de una de las criadas de su padre. Es que Sara se había casado con siete hombres, pero el malvado demonio Asmodeo había dado muerte a los siete antes que ella cumpliera sus deberes de esposa” (3,7-8). ¡Difícil situación! Y una criada le decía: “Tú eres la que mata a tus esposos. Ya te has casado con siete, pero no llevas el apellido de ninguno de ellos. ¿Por qué nos atormentas…?” Sara se entristeció tanto que pensó en ahorcarse, pero inmediatamente reflexionó y dijo: “No le puedo traer este dolor a mi padre…” Extendió sus manos hacia el cielo y se puso a rezar así: “Bendito Eres, Dios Misericordioso…” Quiero destacar aquí algo sumamente importante: los dos-Tobit y Sara- en un momento tremendo de dolor se ponen a adorar al Señor y a decirle ‘Tú Eres Bueno, Tú Eres Justo, Tú Eres Grande, Tú Eres Bendito, no hay nadie como Tú…’ ¡Qué corazones nobles! Y ella también rogó: “Manda que yo desaparezca de la Tierra…” Era tanto el dolor que no quería seguir viviendo… “Tú sabes, Señor, que yo estoy limpia…” (3,8-15). Claro, a Dios no podemos mentirle… A veces te critican, te injurian, te calumnian,... pero tú y Dios son los únicos que saben cómo está tu vida, y el Cielo lo ve… “El Dios de la Gloria escuchó al mismo tiempo la plegaria de Tobit y de Sara, y envió a Rafael para sanar a los dos…” (3,16-17). Acá hay una CONFIGURACIÓN DIVINA. Que se te grabe a fuego esto: cada vez que oras en un dolor muy grande o en una situación imposible, pero en vez de enojarte con Dios lo adoras, hay ángeles que llevan tu oración al Cielo. “… envió a Rafael para sanar a los dos, quitando las manchas blancas de los ojos de Tobit, para que pudiera ver con sus ojos la Luz de Dios y entregando como esposa a Sara, hija de Ragüel a Tobías, el hijo de Tobit, liberándola del malvado demonio Asmodeo. Porque, en efecto, más derecho tenía Tobías a casarse con ella que todos los otros pretendientes.” Cuando hay una CONFIGURACIÓN DIVINA, Dios une oraciones, une vidas, une situaciones, configura desde Arriba nuestras vidas. Dios une esas oraciones para conectarte con su DESTINO DE GLORIA, enviando su Ángel para sanar, para liberar, para restaurar y para prosperar. ¡Gloria al Rey de Reyes y Señor de señores!

Ellos estaban sufriendo por manos del enemigo, nunca digas “¡Por qué Dios me manda esto!”, porque Él no manda males, Dios es Infinitamente Bueno. Te invito a leer este hermoso Libro de Tobías, extraerás riquezas impresionantes.

Tobit recuerda que él tenía un dinero en el pueblo donde Sara vivía, pero no en su familia; entonces encomienda a su hijo para que fuera a buscarlo solicitándole que consiga a alguien para acompañarlo. ¿Quién aparece para acompañar a Tobías? Aparece el Arcángel San Rafael presentándose como un hombre común y corriente: es muy probable que hayas estado en presencia de ángeles y no te hayas dado cuenta… Yo tengo varios testimonios que me han contado: por ejemplo, el de un hombre que había sufrido un accidente y que lo daban por muerto en el pueblo donde él vivía-allí no tenían medicamentos suficientes como para aliviarlo y salvarlo-. Vino ‘una doctora joven’ y le dio una medicación y lo asistió; él comenzó a mejorar y a sentirse bien. Pidió el teléfono para hablar con su esposa, pasaron dos o tres días y no veía a esta doctora, cuando de pronto dice: “¿Me podrían dar con la doctora…?” “Aquí no hay ninguna mujer que sea médica” “Pero ¡¿cómo?!¡Debe ser una enfermera entonces!” “No, no; acá somos dos médicos nomás y un enfermero, todos hombres.” Pienso que fue así para mostrarle a él que realmente había sido un Ángel del Señor.

Cuando Tobías prepara el viaje, Rafael le dice que Él conoce el lugar, Tobías ofrece pagarle por ese encargo, y la madre se puso a llorar diciendo a Tobit: “¡¿Por qué has dejado partir a mi hijo, él es el bastón de nuestra vejez, el que está siempre con nosotros?! ¡¿Para qué queremos más dinero?!” (5,18-19). Y este pensamiento egoísta y miedoso es de muchísimos católicos que no quieren arriesgarse a IR POR MÁS, a exigirse, a cambiar,… porque toda prosperidad, todo cambio tiene un riesgo. Y esta mujer dice: “Con lo que el Señor nos ha concedido ya tenemos bastante para vivir”: “conformismo”, y eso no nos sirve; Dios no lo desea. Tobit le dice: “No digas eso. Nuestro hijo parte sano y sano regresará”. ¿Qué hizo Tobit?

Declaró bendición. Y encima le reafirma: “Tus ojos lo verán el día que regrese sano y salvo. Desecha pues esos negros presagios” (5,20-22).

Ahora veremos el FRUTO de esta historia: En el viaje, Rafael conecta a Tobías con Sara, se enamoran y se casan. Y el Arcángel San Rafael, cuyo nombre significa “Medicina de Dios”, nos trae la medicina que necesitamos. Ora, invoca al Señor, pídele que envíe a su Arcángel a tu casa, a tu familia, a tu situación,…; el Cielo se abre, hermano, cuando oramos de corazón.  La Palabra cuenta que en este caso hizo tomar el hígado de un pez para espantar al demonio Asmodeo y también con ello, luego, untaría los ojos de Tobit. ¡Qué maravilloso es saber que Dios nos encauza a grandes cosas! No te canses de hacer el bien, cree que es posible mover montañas… Da limosnas, da tus diezmos y tus ofrendas, porque la Palabra lo dice. Cuando ellos se casan y el demonio se va, en ese momento oran antes de tener intimidad sexual (8,5-8). ¿Cuántos matrimonios oran antes de estos momentos? Dios está ahí, el lecho conyugal es un altar donde le rindes honra, Gloria y alabanza; es un momento sagrado. También es un altar la mesa de los alimentos donde te reúnes con tu familia comer en santidad.

El papá de Sara le da un consejo a su hija diciéndole: “Vete a casa de tus suegros. Desde ahora ellos son tus padres, tanto como los que te engendramos” (10,12). ¡Qué precioso este mensaje! Amar a los suegros lo mismo que a los padres. Esto es realmente ser familia, y ahí hay un Principio, un regalo, una “piedra preciosa” para que te vaya bien en la vida… “Salió, pues,  Tobías, de la casa de Raguel sano y salvo, alegre y bendiciendo al Señor del cielo y de la Tierra…” Cuando llega a la casa de sus padres, aplica en los ojos a Tobit la hiel del pez y en ese momento empieza a ver (11,10-13). Imagínense, sus ojos se abrieron nuevamente.

Tobías vino cargado de bendiciones: con esposa, enamorado, pero además con muchísimos más bienes que los que pensaba traer (10,10), y encima sana a su padre. Cuando quieren pagarle a Rafael, Éste los lleva aparte a hijo y padre y allí se les revela diciéndoles: “Yo soy un ángel que está en la Presencia de Dios” (12,15). Y además les da un mensaje que ahora te está siendo dado a ti también: “Bendigan a Dios y reconozcan ante todos los seres vivos, todo el bien que Dios les ha hecho, para que todos bendigan y alaben su Nombre” (12,6).

Por eso, cree que AUNQUE NO PUEDAS VER DIOS ESTÁ OBRANDO. Recuerda esta historia: Tobit ciego, quebrado económicamente, corriendo riesgo de que lo mataran,… todo por ser fiel a Dios; pero Dios estaba tomando esa oración (12,12-13). Ahora, el mismo Dios está tomando tu oración, Dios está viendo tu sacrificio,… Él te sanará, te restaurará, te prosperará, te levantará,… No es casualidad que estés leyendo este mensaje: Dios te está diciendo que desea hacer una CONFIGURACIÓN DIVINA en tu vida y unir el Cielo a la Tierra para darte cosas que tus ojos no han visto y tus oídos no han escuchado, y que sólo están preparadas para aquéllos que Lo amamos. ¡Gloria al eterno e Infinito!