Junto a mi esposa Marianela pudimos experimentar en estos últimos años, cómo los Planes de Dios no son los nuestros; porque los de Él son excelentes, y el único que puede interrumpirlos soy yo, nadie más. ¿Cómo? Con falta de FE, con falta de perseverancia, imponiendo mis planes-creyendo que son los mejores pero que no están alineados a los divinos-, …, de esa forma le pongo obstáculos a los Planes de Dios. Por eso es tan importante, como decimos siempre, una buena relación con el Amado, para así poder descifrar lo que Él desea que hagamos. Lo maravilloso es cuando uno puede observar el final del proceso.
En Jeremías 29,11 dice: “Porque Yo sé los planes que tengo para ustedes, planes de bienestar y no de calamidad, para darles un futuro y una esperanza”. “Yo sé que Tú puedes hacer todas las cosas y que ningún propósito tuyo puede ser estorbado” (Job 42,2). Dios tiene sueños para nosotros y nos proveyó de dones que tenemos que ir descubriendo sólo de su Mano. El Libro de Ester es muy atractivo; allí aparece un personaje llamado Mardoqueo que era uno de los judíos desterrados de Babilonia, y terminó trabajando en el palacio del rey Asuero. Mardoqueo escucha que dos eunucos tramaban un atentado contra el rey, entonces los denuncia. Asuero investiga esto y ordena ejecutarlos. Amán, que también trabajaba en el palacio real, empieza a tener bronca hacia Mardoqueo y busca perjudicarlo por el hecho acaecido.
Asuero decide realizar un banquete de siete días; había un lugar donde estaban las mujeres y en otro estaban los hombres. Dentro de esos días, el rey se puso muy alegre a causa del vino y solicita que le traigan a la reina Vasti. Ésta se opone al mandato y el rey se ofende y termina echándola del reino. Al tiempo, Asuero manda buscar jóvenes para elegir a otra reina. Arman un harén con mujeres de las distintas tribus y las preparan doce meses antes de que la vea el rey.
Asuero le da a Amán el cargo más importante en el palacio, quien pone una ley que obliga a todos a arrodillarse ante él. Todos cumplían menos Mardoqueo, porque él sólo debía reverenciar a su Dios; por lo que Amán le agarró más rabia de la que ya le tenía y decidió exterminar a todo el pueblo judío. Para tal fin le solicita al rey escribir un decreto estimulándolo con diez mil talentos de plata para el tesoro real, y Asuero le da autorización para que realice lo que quisiese con el pueblo de Israel. Luego de escribir el decreto, lo manda distribuir a todas las tribus del reino.
Mardoqueo había criado a su sobrina huérfana, Ester, quien fue elegida para formar el harén porque era muy bella. Pasados los doce meses de preparación, le presentan al rey las diferentes jóvenes y sale favorecida como reina, Ester-ella no había dicho que era judía por consejo de su tío-.
El decreto elogiaba a Amán-escrito por él mismo-y decía, entre otras cosas, algo así: “Se nos ha advertido que se ha mezclado un pueblo hostil, opuesto por sus leyes a toda otra nación al punto de ser un obstáculo para la cohesión del reino que dirigimos”. Acá reflexionemos cuántas veces nosotros, como Pueblo de Dios que sostiene sus Principios, vamos en contra de lo que la sociedad actual nos propone. “Este pueblo lleva una vida aparte en conformidad con leyes extrañas, comprometiendo la estabilidad del reino”, o sea, también le tenía miedo. Hoy día vemos cómo a los adolescentes se les inculca que “todo vale”, “todo está bien”, “hay que probar todo”, … Uno debe tener la FORTALEZA que tuvo Mardoqueo para decir “yo no me arrodillo, yo voy por otro lado, yo no le pongo obstáculos a los Planes de Dios”.
Mardoqueo se comunica mediante intermediarios con su sobrina y le dice: “¡¿Quién sabe si no has llegado a ser reina precisamente para una ocasión como ésta?!”; él suponía que ella, estando tan cerca del rey, podía prevenir la calamidad. ¡¿Cuántas veces Dios nos permite hablar con determinadas personas para llegar a lugares que de otro modo no hubiéramos podido?! Entonces Ester le manda decir que ayune todo el pueblo por tres días, y que ella se presentaría frente al rey por más que éste no la llamase-porque quien se presentaba ante el rey sin ser llamado, corría peligro de muerte-. Cuando esto sucede, el rey le dice: “¿Qué deseas, Ester? Aunque sea la mitad de mi reino yo te lo daré”. Ella lo invita a dos banquetes solicitando que también asista Amán-que era el segundo después del rey en ese momento-. Amán llega a su casa con esta invitación y enorgullecido, cuenta a su familia que eso no es nada mientras Mardoqueo continúe estando en la puerta real. Entonces, su mujer Zeres y sus amigos le dan una idea: “Haz preparar una horca de 25 metros acá en casa y mañana por la mañana le pides al rey que cuelguen en ella a Mardoqueo; y así te irás contento con el rey al banquete”. Le gustó la propuesta a Amán y mandó preparar la horca.
Asuero no podía dormirse esa noche y pidió que le leyeran las historias del reino (las Crónicas). Cuando se llega al punto donde se narra cómo Mardoqueo había salvado la vida del rey, éste pregunta: “¿Se le ha premiado?” Le dicen que no, entonces decide premiarlo. En eso llega Amán y Asuero le pregunta: “¿Cómo se puede agasajar a un hombre que le salva la vida al rey?” Amán, creyendo que sería él el agasajado, responde: “Que le traigan vestiduras regias, de las que usa el rey, un caballo de los que monta el rey, y una corona real para su cabeza”. El rey le ordena a Amán que haga todo eso con Mardoqueo sin omitir nada. Imagino lo furioso que se habrá puesto Amán. Me venía a la memoria esa canción que dice: “Aunque no pueda ver estás obrando…” Porque, aunque no lo veamos, Dios continúa obrando para nosotros sus Divinos Planes. Mardoqueo no estaba enterado de todo esto, él le era fiel a Dios y nada más.
Al día siguiente, durante el banquete, el rey pregunta a Ester: “¿Qué deseas reina Ester?, aunque sea la mitad del reino te lo daré”. Y ella le pide conservar su vida y la de su pueblo que estaba condenado al exterminio. Asuero le pregunta: “¿Quién es? ¿Dónde está el que intenta hacer eso?” La reina responde: “¡El opresor y enemigo es ese malvado Amán!” El rey, enfurecido, ordena colgarlo en la misma horca que él había hecho para Mardoqueo. ¡¿Cuántas veces estamos al borde de la “horca”-los problemas-, y por confiar en Dios habiendo puesto todo en sus Poderosas Manos con la seguridad de que sus Planes son Perfectos, terminamos en el lugar de Mardoqueo?! Dios se ocupa de poner todo en su lugar.
Así, Asuero, no sólo logra salvar al pueblo judío, sino que dice: “Ahora ustedes-dirigiéndose a Ester y a Mardoqueo-, escriban lo que mejor les parezca en favor de su pueblo; háganlo en mi nombre sellando el escrito con el sello real”. ¡Qué maravilla cómo Dios da la vuelta a las situaciones de nuestra vida! Mardoqueo, sin esperarlo, terminó ocupando el lugar de Amán, pasando a ser el segundo después del rey. “El día trece del primer mes, fueron convocados los secretarios del rey, y como lo había ordenado Amán, se redactó un escrito…”, y esta Palabra, precisamente, me fue dada el 13 de enero.
Muchas cosas falsas se han dicho sobre nosotros, hemos pasado por situaciones difíciles, se nos ha trabado todo, hemos tenido sentencias que ante los ojos humanos eran irrevocables; pero Dios nos muestra en este precioso Libro de Ester, que Él obra a pesar de que no sepamos cómo ni cuándo, y nos llevará a esos lugares que soñó para cada uno de nosotros; porque SUS PLANES SON ÚNICOS. Si nos entregamos como Mardoqueo arrodillándonos sólo frente a Él, sin importar lo que digan, recibiremos las RECOMPENSAS.
Canción:
Aunque pase el tiempo, sé que tu Promesa cumplirás.
Nada en Ti se perderá, ésa es mi seguridad. (Bis)
Las cuerdas de amor cayeron sobre mí…
Tus cuerdas de amor cayeron sobre mí…
ES SU AMOR EL QUE ME SOSTIENE, EL QUE ME LEVANTA,
EL QUE ME DA PAZ, ME DA SEGURIDAD (BIS)
… DE LO QUE VENDRÁ. TÚ TIENES EL CONTROL,
TÚ NUNCA PIERDES EL CONTROL…
Escucho el eco de tu Voz resonando en mi interior.
Tus palabras me sostendrán, ésa es mi seguridad.
Los velos están cayendo hoy, hoy puedo ver con claridad.
Mi Fe se está encendiendo hoy, y hoy me vuelvo a levantar.
(ESTRIBILLO)