Levanta tu mirada.

Escrito el 26/03/2021
José Ferrúa

En cualquier parte del mundo se está viviendo este tiempo complicado; y Dios me daba esta Palabra: “Levanta tu mirada” … No podemos estar derrotados mirando hacia abajo sin esperanza. He visto personas con el correr del tiempo, desde que sirvo al Señor, que están abatidas, desesperanzadas, y con sus miradas fijas en el suelo como diciendo: “¡Ya está! ¡Mi vida ya pasó, no tengo esperanza! ¡No sé cómo seguir, no sé cómo salir de todo esto!” Lo buenos es que Dios nos trae PALABRAS DE ESPERANZA Y DE VIDA para vos, para mí y para todos.

 En las noticias que llegan por cualquier medio de comunicación o en el lugar donde vivimos, hemos escuchado de personas conocidas que están enfermas, o están padeciendo este virus, otras desanimadas, tristes, … siempre por ahí escuchamos alguna noticia que golpea nuestras vidas. Ese espíritu de desánimo, de abatimiento, está instalado en todo el mundo e inunda la vida de las personas para desestabilizarlas y sacarlas del Plan que Dios les tiene preparado. Nosotros también como creyentes podemos llegar a caer en esa desesperanza.

  No podemos dejar de tomar de las riquezas, de esos tesoros que Dios tiene para cada uno de nosotros; porque el enemigo quiere que miremos hacia abajo, que estemos rodeados de fracasos y de inestabilidades, mientras el Señor desea levantarnos. Él quiere levantarte a vos, quiere levantarme a mí, y que en este tiempo tan difícil que nos toca vivir estemos confiados y caminado con firmeza. Si le permitimos al enemigo y le damos autoridad en nuestras vidas para que nos inunde de mentiras, por supuesto que nuestro ser interior, nuestro espíritu comenzará a deprimirse y la Fuerza que Dios nos da empezará a diluirse.

  La Palabra de Dios nos muestra y nos enseña las consecuencias de estas preocupaciones y abatimientos que puedan afectarnos. En Marcos 4,19 dice: “Pero las preocupaciones del mundo, la seducción de las riquezas y los demás deseos penetran en ellos y ahogan la Palabra; y Ésta resulta infructuosa”. Jesús hablaba de la semilla que va llegando a cada uno de nosotros y qué es lo que produce: ¿le damos fuerza a esa Palabra que Dios nos da, a las citas bíblicas que nos marca en los distintos momentos del día? ¿O ese abatimiento, esa tristeza hace que toque nuestra vida pero que no suceda nada? La Palabra dice “infructuosa”, o sea que no tiene frutos, que no llega a ningún lugar, es como golpear en una plancha de acero… no penetra…, inútil, algo que no tiene consecuencias, … No sé si te ha pasado eso, que por más que una persona amiga o conocida venga y te diga “¡vamos, te aliento!”, “no te quedes, empezá a hacer cosas, vas a poder lograrlo”, y a vos te parece que nada de esas palabras resulta. Y aún así, la Palabra de Dios que puede llegar a tu vida, parece que no tiene sentido escucharla.

  Sabemos que lo que produce FE es la Palabra de Dios. En Romanos 10,17 dice: “La fe, por lo tanto, nace de la predicación y la predicación se realiza en virtud de la palabra de Cristo”. La Palabra trae Vida, la Palabra trae esperanza. En Hebreos habla de que “la Palabra es VIVA y  EFICAZ”, pero cuando no la dejamos que penetre “como espada de doble filo” (Hebreos 4,12), se marchitará; porque Dios no irrumpe en nuestras vidas, en nuestro espíritu, sino que es cuidadoso, el Espíritu Santo es delicado. Ahora, cuando nosotros estamos abiertos a que esa Palabra sea VIVA y EFICAZ, nos trae fortaleza, nos levanta, nos dan ganas de vivir y de proclamar que Jesús es el Señor de nuestras vidas. Por eso, cuando no la dejamos entrar porque estamos abatidos y centrados en nosotros mismos y en las circunstancias que nos rodean, por supuesto que esa Palabra se marchita y no es eficaz.

  ¿Qué puedo hacer con ese desánimo? ¡¡LEVANTA TU MIRADA Y CREE QUE JESÚS ES EL SEÑOR!! Eso traerá fortaleza a tu vida. Escuchaba hace unos días a una persona que nos alentaba a comenzar las reuniones presenciales en el templo, y nosotros no sabemos qué es lo que Dios desea. Y estaba desanimada porque no estaba en ese lugar donde nos reuníamos a adorar, y por supuesto que es bueno y que nos alegra encontrarnos con los hermanos que nos levantan, por supuesto que allí hay alegría y recibimos fuerzas nuevas, pero no se puede… Pero sí podés, en tu casa, en tu habitación, hacer un Pentecostés y que el Espíritu Santo inunde tu ser y ese lugar llenándote de fortaleza para comenzar el día, y con los ángeles alabar y adorar al Señor; porque su Presencia toca tu corazón y toca tu vida, y todo ese lugar se llena de una atmósfera santa.

   Recordaba mis tiempos en los que hacía deportes, y cuando era derrotado ponía mi mirada en el suelo. He visto deportistas haber perdido un partido, estar con el cansancio de haber jugado y haber sido derrotado. El enemigo quiere eso para nosotros, no lo dudes, él viene “a matar, robar y destruir” (Juan 10,10) nuestras vidas, él quiere verte desanimado, sin esperanzas, sin sueños, él quiere que tu mirada esté fija en el suelo y que todo tu ser se llene de derrota. Pero el Señor nos dice en Hebreos 12,2-3: “Fijemos la mirada en el iniciador y consumador de nuestra fe”, la mirada puesta en Jesús y en su sacrificio en la Cruz del Calvario. “En Jesús, el cual, por el lugar de gozo que se le ofrecía, soportó la cruz sin tener en cuenta la infamia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios. Piensen en Aquél que sufrió semejante hostilidad por parte de los pecadores y así no se dejarán abatir por el desaliento”. Tu FE y la mía en Jesucristo está iniciada por Él, Él es el que nos da la fuerza para que cada vez esa FE sea más fuerte. Pensemos en Aquél que permitió que su Cuerpo fuera maltratado de una manera inigualable. Ese Jesús que murió en la Cruz por vos y por mí es el que está ahora sentado a la derecha de Dios Padre, es el que cuida de vos y de mí, es el que te da aliento en tiempos de desaliento. Dios conoce todo, y Él nos deja en su Palabra todo lo que necesitamos. Si has estado buscando una cita y no la has encontrado, seguí escudriñando porque en algún momento encontrarás en este Libro Santo la Palabra que cae justo en tu corazón para levantarte y sacarte del desánimo y del desaliento.

  No te enfoques en las preocupaciones, Él cuida de tu preciosa vida sin importar lo que está sucediendo a tu alrededor; Él es DIOS TODOPODEROSO, Él levanta vidas, estimula, da fuerzas, no nos deja caer. Estamos a una semana de vivir un tiempo tan importante para nosotros los cristianos, que es la muerte, la entrega de la Vida del Señor Jesús y de su Resurrección. Preparémonos, miremos a Jesús como dice Hebreos, pensemos en lo que Él ha hecho por nosotros; y vas a ver que si te centrás en el Amado, en el Bendito, vas a ser levantado. El desánimo quedará atrás. Su Muerte y Resurrección traerá miradas nuevas, miradas hacia arriba, donde está el Dios que nos creó y que nos salvó.

  Si en estos tiempos te has sentido decaído, empezá a levantar tu mirada; porque el Dios que nos salvó está arriba y también en medio de nosotros; y el diablo está abajo, está bajo tus pies, él quiso venir sobre María y Ella lo pisó. El enemigo no quiere que vos ores, que vos busques la Presencia de Dios, ni que vayas a Misa si estás en un lugar donde podés ir, él no quiere que te confieses y que quites los pecados que puedas tener, … ¡Vamos! ¡Vas a tener que levantar la vista hacia Dios!

  En Isaías 40,31 dice que “los que esperan en el Señor renuevan sus fuerzas y despliegan alas como las águilas, corren y no se agotan, avanzan y no se fatigan”. Los que buscan y esperan confiados, sabiendo que lo que pueda estar sucediendo a tu alrededor, en un instante, quedará sin tocar tu vida, porque la Presencia del Señor hará que te sientas fuerte ante las cosas que han querido desestabilizarte. ¡Levanta tu mirada! ¡ÉL VIVE, ÉL ES DIOS ETERNO! En Semana Santa Él entrega su vida y lo más importante es que vence a la muerte y al desánimo que podamos tener. ¡Bendito sea Dios! ¡Gracias, eternamente gracias por lo que hizo en la Cruz del Calvario! ¡Eternamente gracias porque podemos vivir como Iglesia Católica todo este proceso de acompañar a Jesús en su Muerte y Resurrección! Preparemos nuestros corazones, porque seguro que el domingo estaremos levantados y fuertes para seguir caminando en esta preciosa vida que Dios nos ha dado.

  Oro por vos para que todo espíritu de desánimo salga de tu vida y te llenes de una fuerza nueva. ¡Oh, Bendito Dios! Adoramos y alabamos tu Nombre, te damos gracias porque creemos en Ti; y te pedimos perdón porque a veces caemos en estos abatimientos y creemos más en lo que nos sucede que en el Poder, el Amor y la Misericordia que Tú tienes. ¡Bendito seas!

  Que podamos preparar el corazón, nuestro espíritu, en este tiempo tan especial de nuestra Iglesia. ¡Que Dios te bendiga!