Todo es posible para el que cree (1)

Escrito el 08/11/2019
Adrián Culjein

Me emocioné mucho preparando esta prédica. La verdad es que con Susana, mi esposa, hemos pasado por muchas situaciones difíciles pero Dios nos ha acompañado y nos ha hecho crecer en la FE, y siempre buscándolo, hoy por hoy estamos acá juntos sirviendo al Señor. La Palabra dice: “Todo es posible para el que tiene FE” (Marcos 9,23). En Juan 11,40 cuando Jesús va a resucitar a Lázaro, le dice a Marta: “¿No te he dicho que si crees verás la gloria de Dios?”

  La FE es un don de Dios pero también tenemos la necesidad de cultivarlo; la Fe viene pero también se va. En la Última Cena Jesús le dice a Pedro: “Pedro, he rogado, para que cuando vuelvas, no te falte la FE” (Lucas 22,32). A veces, nos juegan una mala pasada las costumbres, el miedo, la fatiga,… y eso nos detiene en el crecimiento espiritual. A lo largo de este tiempo en el Señor, ya hace unos cuantos años, he conocido a mucha gente, y algunas dejaron el camino… en algún lugar no funcionó. Hay cosas que Dios nos pide y si no nos animamos a enfrentarlas le decimos “esto no”. Siempre aparecen dificultades: tengo que reconocer qué es lo que estoy haciendo mal; tal vez deba corregir algo en mi casa poniendo un límite; tal vez deba perdonar o enfrentar alguna enfermedad;… y si decido no actuar, la FE se va apagando…

  El título que nos acompaña, son Palabras de Jesús a un hombre que tenía un hijo enfermo. Este hombre va al lugar donde pensaba que estaba el Maestro, y cuando llega no lo encuentra; estaban solamente los apóstoles y les pide que le sanen a su hijo (porque ellos ya tenían autoridad conferida por Jesús para hacerlo). Los discípulos no logran sanarlo y se arma un debate. ¿Dónde estaba Jesús? Él se había ido con tres de los apóstoles-con Pedro, Santiago y Juan-para mostrarse transfigurado (Marcos 9,2-9). Cuando llegan al lugar, le presentan al muchacho y le cuentan que no lo pudieron curar y les dice: “¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganmelo” (vers.19). Le pregunta al padre qué le había pasado, entonces le explica que estaba enfermo y agrega: “Si puedes hacer algo, compadécete de nosotros…” Y Jesús le dice: “¿Qué es eso de <si puedes>? Todo es posible para el que tiene fe (vers.22y23). Jesús sanaba si había fe, si no había fe no podía sanar. Conclusión: Jesús expulsa al demonio y el chico queda liberado (vers.25y26). Cada uno se fue a su casa, y al quedar solos los discípulos le preguntan por qué no lo pudieron curar ellos mismos, y Jesús les responde: “Esta clase de demonios  no puede ser expulsada sino con oración y ayuno” (vers.28y29).

  Leyendo los otros evangelios vemos que Jesús no sanaba a causa de la incredulidad de la gente. Los discípulos se acostumbraron a hacer milagros y de a poco fueron perdiendo la fe. Y nosotros también nos acostumbramos a estar mal, a no tener dinero, a que el trabajo no nos conforme, a que en el matrimonio haya roces, estoy apático,… “¡Incrédulos!” A ellos se los decía, no al padre del muchacho (Mateo 17,20). La FE te tiene que sacudir, te tiene que mover continuamente; si en seis meses-por ejemplo- en tu vida de cristiano está todo igual, hay algo que no está bien, te acostumbraste y Dios te dice: “¿Cómo es que <si puedes>? Todo lo puedo si tienes FE”.

  Para no bajar los brazos en la lucha, el Señor te está dando la receta: ORACIÓN Y AYUNO. “Oración” es leer la Palabra, hablar con Él, conocerlo… Y eso te va a ir madurando para aprender a enfrentar las situaciones cotidianas y te va ayudar a descubrir tus durezas (esos lugares en que te decís “esto no lo puedo superar”, “no puedo bajar de peso”, “no puedo dejar de mirar pornografía”, “no puedo dejar de maltratar a mi familia”, “no puedo perdonarme”, “no puedo perdonar”,…).

  “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece” (Filipenses 4,13). “El Señor es mi pastor, nada me falta” (Salmo 23,1). No es fácil, da “chuchi”,… a veces pensamos que el tema de la fe es como en los “súper-héroes”, que les pegan y no les pasa nada y a ninguno le duele, se levantan y siguen; pero en esto de la FE siempre hay un riesgo y hay que conocerlo y enfrentarlo. La FE es creer que Dios es más importante que todo.

  Durante la Última Cena, a modo de despedida, Jesús dice a sus apóstoles: “No se inquieten. Crean en Dios y crean también en Mí. (…) Ustedes ya saben el camino para ir adonde Yo voy…Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Juan 14,1-6). Ésa es la FE y es lo más lindo de ser “cristiano”.

  “Alégrense de estar rodeados de toda clase de pruebas. La fe probada hará que no les falte nada y alcancen la perfección y la integridad” (Santiago 1,2-4). Cuando tenemos líos por todos lados parece difícil que todo eso sea de bendición, pero si tenés FE así lo considerarás. Cuando todo está oscuro, cuando parece que nada funciona, agarrate del Señor y sí va a funcionar.

  Testimonios: 1- Hace unos años, yo ejercía como abogado y litigaba. Una hermana a la que querían embargarle la casa, me vino a ver y me dijo que no tenía dinero. Fuimos a ver al abogado que ya tenía el juicio ganado y Marta, mirándolo, le dijo: “En el Nombre de Jesús, usted no me va a rematar la casa. Con todo respeto se lo digo.” Ni ese hombre, ni yo, ni Marta, nos explicamos cómo la casa no se remató y hace más de 15 años ella sigue viviendo ahí.

  2- En un encuentro de matrimonios, se paró una mujer-que ese día había ido sola-y dijo: “En el próximo encuentro de matrimonios vendré con mi esposo, hoy no quiso venir”. Y así fue.

  ¿En qué lugar estás detenido porque, a lo mejor, te falta la FE? ¡Pedila sin dudar! El Señor te la quiere dar: “El que busca, encuentra; al que llama se le abre…” (Mateo 7,7); pero también tenés que salir del lugar de la apatía, de la incredulidad; tenés que caminar en FE dando ese paso y arriesgarte. Los cristianos somos gente de riesgo. Jesús dijo: “No he venido a traer paz, he venido a traer fuego y me gustaría que ya estuviera ardiendo. (…)…el hijo contra el padre, la madre contra la hija,… (Lucas 12,49-53) y así, porque nosotros cambiamos el entorno. Estamos para crecer y madurar y enfrentar aquello que no nos animamos...

  “La fe probada” es lo que Dios desea para que vos seas un factor de cambio.  A Pablo le pasó de todo: naufragaba, era flagelado, era perseguido, lo querían matar, él estaba hecho “a toda prueba”, incluso para las luchas interiores. Eso que no te animás a hablar: un abuso, un aborto, una familia que nunca fuiste a ver, padres que hace mucho no ven a sus hijos, hijos que no ven a sus padres,… ¡cuántas situaciones que tenemos que enfrentar! Y ese momento que hoy te parece tan duro, será el lugar desde donde Dios te va a levantar.

  El Señor es Maravilloso y te ama, te tiene en la palma de Su Mano (Isaías 49,16) y te conoce; y te quiere levantado, fortalecido, pero Él necesita que te pongas de pie y clames por esa FE que cambiará tu vida. ¿Cómo atravesar el dolor de haber perdido un ser querido? Declará: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, “Para el que cree todo es posible”, y ahí te parás y le das para adelante poniendo a prueba tu fe y acrecentándola continuamente. Podés hacer una lista de tres cosas que te decidís a enfrentar en esta semana y a que planifiques un camino para hacerlo: orar, ayunar, revisar en qué área de la vida debés cambiar, pedir ayuda si hace falta,… ¿Es Dios lo más importante o estoy apegado a cosas que no puedo soltar porque me da miedo? No te acostumbres a la incredulidad, sacudila de tu “casa”, tenés que tener una fe activa, empezá por lo que puedas, pero empezá…

  Cuando yo me encontré con el Señor, mi oración era muy cortita, eran quince minutos, pero ahí estaba… 15 minutos de reloj; como no podía más decidí sólo eso, pero ese momento era sagrado, sólo para Dios… nada de teléfono, la Biblia y yo y ahí me quedaba. Y con el tiempo, esos 15 minutos fueron más y la relación se hizo más fluída. Anotá las promesas de la Escritura y hacelas oración, lo que te dice sobre cómo actuar con tu familia, lo que te dice sobre el enojo,…

  Mamá y papá: son ustedes los que lideran la familia, perdónense, lean la Palabra… “Papá, ¿qué hago?” “Esperá que busco en la Biblia…” Yo sé que tenés desafíos, sé que hay cosas que debes restaurar,… la parte de tu vida que está apagada es la que Dios quiere tocar. Las bendiciones nos alcanzan cuando somos OBEDIENTES. “Si tuvieran fe como un grano de mostaza…” (Mateo 17,20). Los apóstoles oraron y ayunaron, y sobre esas personas se fundó la Iglesia; Dios no es que quiere que seamos perfectos, lo que quiere es que nunca dejemos de buscarlo. Él nunca se cansa, pero ¿encontrará fe siempre? Si no te sale no importa, empezá de vuelta: no dejes de ir a la iglesia, no dejes de confesarte, no dejes de orar, no dejes de buscar, porque al final Él tiene la bendición para tu vida, Él nunca te va a dejar… Se dejó clavar por vos, ¡mirá si te va a dejar!

  Testimonio: Le doy gracias a Dios por las batallas que hemos tenido como familia y por las victorias que estamos teniendo, por los frutos, porque eso nos llevó a fortalecer nuestra relación con Dios sabiendo que Él era lo primero; y las bendiciones nos fueron alcanzando cuando purificamos nuestra vida. Yo rompí vicios, me sinceré a pesar de saber que ello traería dolor, enfrenté temores, abrí mi corazón a pesar del miedo que sentía,… la economía no alcanzaba y había que echarle agua a la leche para que alcanzara una mamadera más… pero el Señor nunca se dejó ganar en generosidad. En cada dificultad confiamos en FE y avanzamos.

  Pedile al Señor la FE: “¡Señor dame FE! ¡Que nunca me canse de empezar de nuevo!” Amén.