Lectura del santo evangelio según san Lucas 13,1-9
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que ofrecían.
Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la cortas".»
Palabra del Señor
Reflexión:
Generalmente estamos acostumbrados a juzgar. Para ser misericordiosos, decía el Papa Francisco, debemos tener dos actitudes: 1) Conocimiento de “sí mismo”, es decir ver nuestro pecado y 2) creer en la justicia de Dios que se transforma en misericordia y perdón.
En este Evangelio Jesús desenmascara un pensamiento presente en los hombres de este tiempo. Es el pensar que los sufrimientos que todos padecen en esta vida tienen que ver con la amistad o enemistad con Dios. En algunas ocasiones sí, es así, pero no en todos los casos. Por supuesto, si alguien roba es muy probable que termine sufriendo en una cárcel, o si alguien engaña a su cónyuge es muy probable que esa familia sufra mucho. Jesús habla refiriéndose a un tremendo accidente ocurrido en esa época: en la ciudad había habido el derrumbe de la torre de Siloé donde habían quedado aplastados muchas personas y 18 habían perdido la vida. Jesús claramente corrige a quienes piensan que las víctimas eran culpables, hoy podríamos pasarlo también a esta plaga del covid: pensar que quienes se enferman o mueren por ella son culpables sería tener una mirada muy contraria a la mirada del Señor. O pensar que los miles de inocentes que padecen en las guerras es porque están enemistados con Dios.
Mejor que ponernos a pensar que Dios es un legislador injusto que castiga a quienes pecan, pensemos y trabajemos en nuestra propia conversión, que en definitiva es lo que mayor beneficio podemos dejar en esta Tierra, pasar por ella buscando y aspirando a ser santos y trabajando por el bien común. Que éste sea el gran propósito que nos hagamos en esta Cuaresma. La lección de esta Parábola es clara, que cuando el Creador venga a buscar fruto a nuestra higuera (nuestra persona) podamos rectificar lo que hay que cambiar en nuestra vida y aspirar a la eficacia apostólica donde es necesario morir a la propia comodidad para dar fruto bueno y abundante.