Reconoce, pues, que el SEÑOR tu Dios es Dios, el Dios fiel, que guarda Su pacto y Su misericordia hasta mil generaciones con aquéllos que Lo aman y guardan Sus mandamientos.
Deuteronomio 7:9
No recuerdes contra nosotros las iniquidades de nuestros antepasados; Venga pronto a nuestro encuentro Tu compasión, Porque estamos muy abatidos. Ayúdanos oh Dios de nuestra salvación, Por la gloria de Tu nombre; Líbranos y perdona nuestros pecados por amor de Tu nombre. ¿Por qué han de decir las naciones: “¿Dónde está su Dios?” Sea notoria entre las naciones, a nuestra vista, La venganza por la sangre derramada de Tus siervos. Llegue a Tu presencia el gemido del cautivo; Conforme a la grandeza de Tu poder preserva a los condenados a muerte. Y devuelve a nuestros vecinos siete veces en su seno La afrenta con que Te han ofendido, Señor. Y nosotros, pueblo Tuyo y ovejas de Tu prado, Te daremos gracias para siempre; A todas las generaciones hablaremos de Tu alabanza.
Salmos 79:8-13
Sabemos esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con Cristo, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; porque el que ha muerto, ha sido libertado del pecado. Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con El.
Romanos 6:6-8
La mente puesta en la carne es enemiga de Dios, porque no se sujeta a la Ley de Dios, pues ni siquiera puede hacerlo, y los que están en la carne no pueden agradar a Dios.
Romanos 8:7-8
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir (juzgar) los pensamientos y las intenciones del corazón.
Hebreos 4:12
Oremos
Padre Celestial, te pido perdón por la iniquidad, de mis padres y ancestros. Voluntariamente, tomo responsabilidad por los pecados que cometieron contra ti, por desconocer, Tu Palabra, Por no temer a Dios, y por la iniquidad que heredaron de sus propios padres. Te pido perdón también por mis pecados, me comprometo a asistir a la brevedad al sacramento de la reconciliación, me arrepiento y renuncio a toda iniquidad que está en mis huesos y tuétanos, declaro que la Sangre de Cristo me limpia, y destruye, toda la raíz de iniquidad en mi vida. Lo establezco en el poderoso Nombre de Jesús de Nazaret (Tomo ahora un papel y hago una lista de las iniquidades que operan en mi vida, y comienzo a renunciar a cada una de ellas, Digo por ejemplo: yo renuncio a toda iniquidad de adicción y le ordeno a todo espíritu que está detrás de esa iniquidad que salga de mi vida, ahora, y así sucesivamente, ira, pereza, miseria, glotonería, lujuria, vanidad, mentiras, etc.).Señor perdona mis pecados conocidos y desconocidos; aun aquellos pecados ocultos, tráelos a la luz, para que el diablo sea desenmascarado por el poder de Tu preciosa Sangre. Hoy declaro que toda mentira del infierno que ha venido operando en mi vida, es puesta al descubierto ¡Ahora! Renuncio ahora mismo a toda maldición del diablo y sus secuaces, arranco, destruyo y pulverizo, con el Poder de Tu Sangre, toda semilla de Satanás que se ha alojado en mis entrañas, toda simiente del mundo y toda mente que opera bajo carnalidad. Declaro que mi cuerpo es el Templo donde mora Tu Santo Espíritu. Señor, arranca de mí, la simiente del diablo, la simiente del mundo, y toda mente carnal, porque ahora sé que nada de eso te agrada. Señor hoy quiero recibir de Ti, en nombre propio y en nombre de los miembros de mi familia, un profundo, perdón, y quiero también perdonar, para que me limpies de cualquier causa de amargura o de resentimiento.
Amén.