Cuarta semana
Cambios profundos, en nuestras familias, perdón, restauración y avance sobrenatural
Le ruego que Él les conceda a ustedes, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder por Su Espíritu en el hombre interior; de manera que Cristo habite por la fe en sus corazones. También ruego que arraigados y cimentados en amor, ustedes sean capaces de comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y de conocer el amor de Cristo que sobrepasa el conocimiento, para que sean llenos hasta la medida de toda la plenitud de Dios.
Efesios 3:16-19
Esto lo saben, mis amados hermanos. Pero que cada uno sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para la ira; pues la ira del hombre no obra la justicia de Dios. Por lo cual, desechando toda inmundicia y todo resto de malicia, reciban ustedes con humildad (mansedumbre) la palabra implantada, que es poderosa para salvar sus almas. Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos. Porque si alguien es oidor de la palabra, y no hacedor, es semejante a un hombre que mira su rostro natural en un espejo; pues después de mirarse a sí mismo e irse, inmediatamente se olvida de qué clase de persona es. Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, éste será bienaventurado en lo que hace. Si alguien se cree religioso, pero no refrena su lengua, sino que engaña a su propio corazón, la religión del tal es vana.
Santiago 1:19-26
Oremos
Señor Jesucristo en Tu Nombre quito de mi vida ese caparazón que me hacía permanecer derrotado, y esclavizado ante el enemigo; quito esa carga, que el diablo había colocado sobre mí y que he venido arrastrando por años. Hoy declaro Señor, que Tú renuevas mi mente y enderezas los caminos torcidos, por donde marcho. Dios, Tú haces una metamorfosis en mi vida, un cambio profundo, una auténtica conversión, que me traerá una nueva manera de pensar, hablar, andar y hasta de vestir. Hoy empiezo a hablar el idioma de Tu Reino y declaro, decreto y constituyo que a partir de este instante, entras en mi mente, y rompes, destruyes y aniquilas todo pensamiento, no alineado a Tu Santa voluntad. Jesús abre mi entendimiento para poder comprender, cuál es la anchura, altura y profundidad de Tu Amor por mí. Ayúdame a escuchar Tu Palabra, retenerla y ponerla por obra, en cada paso de mi vida.
Amén