Día 22

Escrito el 06/03/2024
Renee


“Cuando entres en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da por herencia, tomes posesión de ella y habites en ella, tomarás las primicias de todos los frutos del suelo que recojas de la tierra que el SEÑOR tu Dios te da, y las pondrás en una canasta e irás al lugar que el SEÑOR tu Dios escoja para establecer Su nombre.

Deuteronomio 26:1-2

 

Cuando uno de los escribas se acercó, los oyó discutir, y reconociendo que Jesús les había contestado bien, Le preguntó: “¿Cuál mandamiento es el más importante (el primero) de todos?” Jesús respondió: “El más impor­tante es: ‘ESCUCHA, ISRAEL; EL SEÑOR NUESTRO DIOS, EL SEÑOR UNO ES; Y AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU MENTE, Y CON TODA TU FUERZA.’ “El segundo es éste: ‘AMARAS A TU PROJIMO COMO A TI MISMO.’ No hay otro mandamiento mayor que éstos.”

Marcos 12:28-31

 

Jesús se sentó frente al arca del tesoro, y observaba cómo la multitud echa­ba dinero en el arca del tesoro; y muchos ricos echaban grandes cantidades. Llegó una viuda pobre y echó dos pequeñas monedas de cobre, o sea, un cuadrante. Y llamando Jesús a Sus discípulos, les dijo: “En verdad les digo, que esta viuda pobre echó más que todos los contribuyentes al tesoro; por­que todos ellos echaron de lo que les sobra, pero ella, de su pobreza, echó todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir.”

Marcos 12:41-44

 

“Den, y les será dado; medida buena, apretada, remecida y rebosante, va­ciarán en sus regazos. Porque con la medida con que midan, se les volverá a medir.”

Lucas 6:38

 

Amado, ruego que seas prosperado en todo así como prospera tu alma, y que tengas buena salud.

3ª Juan 1:2

 

A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos.

1 Timoteo 6:17

 

Cuando vieron la estrella, se regocijaron mucho con gran alegría. Entrando en la casa, vieron al Niño con Su madre María, y postrándose Lo adoraron; y abriendo sus tesoros Le presentaron obsequios de oro, incienso y mirra. Y habiendo sido advertidos por Dios en sueños que no volvieran a Herodes (el Grande), se fueron para su tierra por otro camino. Después de haberse marchado ellos, un ángel del Señor se apareció a José en sueños, dicien­do: “Levántate, toma al Niño y a Su madre y huye a Egipto, y quédate allí hasta que yo te diga; porque Herodes (el Grande) quiere buscar y matar al Niño.” Y levantándose José, tomó de noche al Niño y a Su madre, y se tras­ladó a Egipto; estuvo allá hasta la muerte de Herodes (el Grande), para que se cumpliera lo que el Señor habló por medio del profeta, diciendo: “DE EGIPTO LLAME A MI HIJO.” Herodes (el Grande), al verse burlado por los sabios (magos), se enfureció en gran manera, y mandó matar a todos los niños que había en Belén y en todos sus alrededores, de dos años para aba­jo, según el tiempo que había averiguado de los sabios (magos). Entonces se cumplió lo que fue dicho por medio del profeta Jeremías, cuando dijo: “SE OYO UNA VOZ EN RAMA, LLANTO Y GRAN LAMENTACION; RAQUEL QUE LLORA A SUS HIJOS, Y QUE NO QUISO SER CONSO­LADA PORQUE ya NO EXISTEN.” Pero cuando murió Herodes (el Gran­de), un ángel del Señor se apareció en sueños a José en Egipto, diciéndole: “Levántate, toma al Niño y a Su madre y vete a la tierra de Israel, porque los que atentaban contra la vida del Niño han muerto.” Y levantándose, José tomó al Niño y a Su madre, y vino a la tierra de Israel.

Mateo 2:10-21

 

¡Aleluya! Cuán bienaventurado es el hombre que teme al SEÑOR, Que mucho se deleita en Sus mandamientos. Poderosa en la tierra será su des­cendencia; La generación de los rectos será bendita. Bienes y riquezas hay en su casa, Y su justicia permanece para siempre. Luz resplandece en las tinieblas para el que es recto; El es clemente, compasivo y justo. Bien le va al hombre que se apiada y presta; Arreglará sus asuntos con juicio. Porque nunca será sacudido; Para siempre será recordado el justo. No temerá reci­bir malas noticias; Su corazón está firme, confiado en el SEÑOR. Su cora­zón está seguro, no temerá, Hasta que vea vencidos a sus adversarios. Con liberalidad ha dado a los pobres; Su justicia permanece para siempre; Su poder será exaltado con honor. Lo verá el impío y se irritará; Rechinará los dientes y se consumirá; El deseo de los impíos perecerá.

Salmos 112:1-10

 

Oremos

Padre gracias, porque en Tu Nombre entro en la tierra que me das por he­rencia, y tomo posesión de las bendiciones de prosperidad que me das, por cuanto te doy las primicias de todo lo que gano, que Tu primero has puesto en mis manos.

En Tú Nombre poderoso Señor Jesucristo, renuncio a todo espíritu fari­seo, de buscar cumplir reglas exteriores, teniendo mi corazón, fuera de Ti. Quiero asombrarte y captar tu atención, como hizo la viuda pobre, hasta el momento en que fue capaz de dar, todo lo que tenía, porque ella confiaba plenamente que Tú la cuidarías. Quiero esa fe, y la recibo en este momento. Tu eres mi fuente, y mi proveedor, que me enseña a dar, con una medida buena, apretada, remecida y rebosante, tú me pides, esa medida generosa, porque me quieres dar una recompensa generosa, gracias porque me ense­ñas que dando es como recibo, y porque así como prospero en mi conoci­miento de Ti y de Tus leyes, así; en esa medida, será mi prosperidad. Líbra­me Señor de toda altanería, y de poner mi esperanza, en la incertidumbre de las riquezas terrenales, solo quiero poner mi esperanza en Ti. Porque solo las riquezas que vienen de Tu mano son para que las disfrutemos.

Recibo en este momento la seguridad en Tu Providencia, que tuvieron San José y la Virgen María, que en el momento de amenaza de muerte ,salie­ron confiados, sin quejas, no dudaron en moverse y peregrinaron hasta muy lejos, creyendo absolutamente en Tus cuidados y advertencias; con las ofrendas que tú ya habías enviado a través de los reyes magos.

En este momento me apropio de la prosperidad del Justo.(salmo 112)

Bendito soy porque temo al Señor, porque mucho me deleito en tus man­damientos, mis hijos serán poderosos en esta tierra, mi generación será bendita, porque busco la rectitud, la Luz de tu Reino resplandece en las tinieblas que vienen a atacarme y no tendrán ninguna efecto sobre mí, bie­nes y riquezas habrá en mi casa, porque soy hombre de bien muestro favor; soy dador, y gobierno mis asuntos con sensatez. ¡Toda la Gloria sea para Ti mi Señor!

Amén.