Dia 20

Escrito el 04/03/2024
Renee


La bendición del SEÑOR es la que enriquece, Y El no añade tristeza con ella.

Proverbios 10:22

 

¿Has visto un hombre diestro en su trabajo? Estará delante de los reyes; No estará delante de hombres sin importancia.

Proverbios 22:29

 

Igualmente, a todo hombre a quien Dios ha dado riquezas y bienes, lo ha capacitado también para comer de ellos, para recibir su recompensa y re­gocijarse en su trabajo: esto es don de Dios.

Eclesiastico 5:19

 

Tú preparas mesa delante de mí en presencia de mis enemigos; Has ungido mi cabeza con aceite; Mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la mi­sericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa del SEÑOR moraré por largos días.

Salmos 23:5-6

 

Pero Jesús les respondió: “Hasta ahora Mi Padre trabaja, y Yo también tra­bajo.”

Juan 5:17

 

A los ricos en este mundo, enséñales que no sean altaneros ni pongan su esperanza en la incertidumbre de las riquezas, sino en Dios, el cual nos da abundantemente todas las cosas para que las disfrutemos.

1 Timoteo 6:17

 

Oremos

Señor, Tu , preparas mesa delante de mí, en presencia de mis enemigos, Me das total seguridad , cuando estoy frente a los que me persiguen, frente al enemigo que quiere mi ruina. Me infundes seguridad, frente al adversario que quiere robar mis pertenencias, mis sueños,. Padre, hoy declaro que mi prosperidad no está ligada al dinero, que sólo Tus bendiciones son las que enriquecen y no añaden tristeza. Señor quemo ahora mismo toda rama infértil, la maleza y cizaña que creció a mi alrededor, corto toda raíz de al­tanería, fariseísmo, porque me traen maldición, Señor hoy declaro que las riquezas de los impíos vienen a nuestras manos, porque seremos generosos, para sembrar en Tu Reino en aquellos lugares donde recibimos el alimento de Tu Palabra y la enseñanza para seguir Tus caminos y ser bendecidos en abundancia.

Amén

(Revisa tu vida, y reflexiona si estás sembrando semillas de prosperidad y abundancia, dando para la obra de Dios, y si esa semilla, la estás dando en el lugar donde recibís, la enseñanza de las cosas de Dios o por el contrario das donde te parece y como te parece de acuerdo a tu propio entendimien­to, si es así, orá y pedile al Espíritu Santo que te guíe a dar, y a dar en el lugar que Él te indique).